La música te elige.

Desde niña tuve la suerte de nacer en un entorno muy cercano al Flamenco. Aprendí el cante gracias a mi padre y principal maestro, de una forma natural y sin pretensiones de ser artista. Al final creo que el cante te elige a ti. Te envenena y ya no sabes vivir sin él. Es parte de tu esencia, tu mejor vehículo para expresar los sentimientos y las historias no contadas. Te atrapa y se clava en tu corazón para siempre, sin duda el más bonito regalo que me ha dado la vida.

A veces, el día a día, nuestro propio sentido crítico y  de la responsabilidad nos bloquea, nos desnaturaliza, por eso cuando me invade esa sensación cierro los ojos y busco mi inspiración en esa niña que creció en Bajo de Guía, un barrio marinero, donde el Flamenco era la banda sonora, que cantaba libre, sin miedos… como un juego.